Mar 8, 2014

HISTORIAS I - Mujeres





“Porque tod@s somos iguales…
No importan nuestras diferencias...
no andar,
ni ver,
no escuchar,
no sentir…
esto no es una limitación.
Limitación es no tener una oportunidad”
Eduardo Galeano


Esa noche se hizo tarde ya que la conversa no daba chance al sueño, una historia era más interesante que otra, mi interlocutora Yvelia, una mujer de 43 años, igual a todas las mujeres de nuestra Matria, mujer que trabaja, que lucha, que estudia, que ama, pero todas estas cosas que hace le cuestan un poquito más porque Yvelia no ve con sus ojos, ve con el corazón, yo no creo que Yvelia tiene capacidades diferentes o diversidad funcional, creo que ella tiene un agudo olfato, un oído maravilloso, un sentido de ubicación que ya yo quisiera tener, una voz cálida y dicción perfecta, de esas voces que provoca pasarse la vida escuchando, no sólo por cómo suena sino por lo que cuenta y también tiene una discapacidad visual, que no le impidió obtener 4 títulos universitarios (TSU en educación preescolar, licenciatura en educación preescolar y licenciatura en educación especial, especialización en gerencia de la educación).
Vive en Carúpano y con sus compañero/as transita la vida, luchando por los derechos de las personas con discapacidad, denunciando a aquellos/as que se lucran con las necesidades de las personas que no pueden defenderse del poder del capital, trabaja en la ejecución de un plan de formación en conjunto con el colectivo Mundo Accesible y unas jornadas de alfabetización tecnológica a través de la Asociación Carupariana de Ciegos Miremos Juntos.
Yvelia perdió la visión en el año 1993, aunque no puede asegurarlo completamente porque ‘se va poniendo borroso, borroso, cada vez más borroso, hasta que ya no se ve más’. Ese año tuvo que dejar de manejar su carro, me cuenta que sólo miraba la letra ‘E’ de la prueba de Snellen (la letra más grande y en la primera fila), no logro sacar de mi cabeza la imagen del doctor preguntando: Yvelia ¿que miras en la segunda fila?, la respuesta de Yvelia duele hasta llegar a la última fila, luego el diagnóstico, que duro debió ser, pero esto lo cuenta ella con tanta fortaleza, sin quebrársele la voz, se le quiebra cuando recuerda el esfuerzo tremendo que ha realizado junto a sus compañeros/as y otras personas para realizar las jornadas de alfabetización tecnológica a personas con discapacidad visual en Carúpano y le atormenta saber que ‘ellos y ellas no se actualizan como debe ser porque no tienen equipos de computación', para solventar esta situación de acceso a las herramientas tecnológicas, lleva a cabo campañas y solicitudes de equipos de computación para entregarlos a las personas participantes de los procesos de formación. Recientemente se realizó la entrega de un equipo portátil VIT a una de las alumnas con discapacidad visual de Yvelia, una joven llamada Yennimer Rodríguez, esta entrega se realizó gracias al compromiso de responsabilidad social del CNTI y las gestiones del colectivo de paz Mundo Accesible.

Entrega de equipo a Yennimer gracias a responsabilidad social del CNTI

Yvelia encontró en el Software Libre una alternativa a las costosas licencias de software adaptado para personas con discapacidad, sin dudas una alternativa al actual modelo productivo, entiende que hay que construir un modelo humano que tenga que ver más con las necesidades de nuestros pueblos y no uno que se enfoque en la máxima ganancia del capital, por esta razón las jornadas que ofrece se basan en Software Libre, usa la distribución nacional Canaima y el lector de pantalla orca para enseñar a casi unas 40 personas con discapacidad visual de Carúpano, una de sus alumnas es Ariangelys Rodríguez, una niña de 9 años, con visión reducida, 'casi siempre ve sólo sombras'. 


Yvelia explicando a Ariangelys las combinaciones de tecla


Ariangelys tiene su Canaimita desde hace más de dos años y hace de todo con ella, a pesar de que en sus inicios había mucha ansiedad y miedo, Yvelia junto a un grupo de personas lograron incorporar a Ariangelys y a su mamá en las jornadas, le configuraron el lector de pantalla en su canaimita y por más de 6 meses la orientaron en el uso de la misma, demostrando que las jornadas de alfabetización tecnológica ofrecen una plataforma que motoriza el trabajo social, nada más y nada menos que el pueblo resolviendo sus problemas y aportando soluciones.

Ariangelis desde un CEBIT con su CANAIMITA

Yvelia se emociona contando la historia de la señora Cenaida Hurtado, otra mujer con discapacidad visual y a pesar de que ya son casi las 4 de la madrugada me cuenta que se enfoca muchísimo en el trabajo que hace con las mujeres con discapacidad y comparto con ella el reconocimiento de que la mujer con discapacidad está expuesta a múltiples formas de discriminación y se deben adoptar medidas que aseguren que puedan disfrutar en igualdad de condiciones de sus derechos humanos y de las libertades fundamentales, bueno, a Cenaida la conocí en un evento de Software Libre en Carúpano, una mujer cariñosa y atenta que tiene 57 años y que logro salir de su casa sola y de manera independiente después de 17 años gracias a las jornadas de alfabetización tecnológica y al Software Libre, pero esa es otra historia de estas mujeres maravillosas que les contaré en otra oportunidad.

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